
28 Oct DE ALASKA AL CARIBE: EL INCREÍBLE VIAJE DE LAS AVES MIGRATORIAS
“Me hubiera gustado ser un pájaro, para cruzar las fronteras con un golpe de ala”
Juan Goytisolo
Imagine que es un ave, si, imagínelo. Imagine que tiene la libertad para decidir tener un pico largo e intimidante, o uno corto y recatado; ser un ave alta y esbelta, o baja y robusta; de colores vistosos, o más bien lúgubres. Ahora, imagine que vive en Alaska, Canadá, o en el Norte de los Estados Unidos, y que con el final del otoño y la llegada del invierno, como en todos los países nórdicos, empieza a sentir las temperaturas que bajan, los días que se acortan, la escasez de comida, la desnudez de los árboles, y en general, como todo luce más gris.
¿El momento perfecto para un viaje al caribe suramericano? Por supuesto, pero recuerde que es un ave, su travesía carece de maletas, visas o pasaportes, filas en aeropuertos y oficinas de inmigración; así que debe prepararse. La inquietud de migrar le hace dormir poco en la noche, y durante el día empieza a comer en exceso para acumular grasa en sus músculos pectorales, el dorso, las axilas, el abdomen, y básicamente todo su cuerpo, poco estético, sí, pero es el combustible que necesita para realizar su largo viaje al edén.
Volará durante horas seguidas atravesando el Atlántico sin descanso, ni relevos, se guiará por la posición del sol y las corrientes de viento, como sustento tendrá solo la energía de su cuerpo que le permitirá viajar, al igual que a otras varias especies de aves, de norte a sur. Recorrerá unos diez mil kilómetros de distancia en un solo trayecto cada año.
Si usted alcanza en promedio su aniversario número 15, habrá hecho este viaje quince veces, y recorrido aproximadamente 360.000 kilómetros, casi la distancia que separa a la luna de la tierra, que es 384.400 kilómetros.
Aterricemos. Semejante proeza alcanzada por animales tan diminutos, con tal determinación merece apenas un reconocimiento. Que los mangles de las Ciénagas de la Virgen y Juan Polo en Cartagena sean el sitio de hospedaje elegido por ellos para su descanso, toda una celebración. Es por esto que la Fundación Ecoprogreso y la Corporación Ambiental Afrodescendiente de La Boquilla Corpambo, con el apoyo de entidades como la Universidad Tecnológica de Bolívar, organizan la segunda versión del Festival de Aves Migratorias del Caribe Colombiano que se llevará a cabo entre octubre y noviembre.
Las migraciones son unos de los fenómenos más misteriosos e interesantes del reino animal. Desde octubre hasta abril las aves comienzan a llegar a Brasil y Bolivia como destino final, incluso algunas arriban a países australes, como Chile o Argentina.
En su paso por Cartagena de Indias los acoge la quietud del mangle y de las aguas cienagueras que pasmadas ante el espectáculo se vuelven espejos y reflejan el aleteo de la garcita verde, del águila pescadora, de los chorlos grises, y otras veinte especies.
“De las cerca de 1898 especies de aves con las que cuenta Colombia y que nos permiten ostentar el título del país más biodiverso en aves del mundo, aproximadamente 275 son migratorias, y de estas 154 aproximadamente vienen del hemisferio norte. Estas especies se agrupan en unas 48 familias, siendo las reinitas, los playeros y los atrapamoscas, las más abundantes, seguidas por los colibríes, las gaviotas y gaviotines.” explica Juan Felipe Restrepo, biólogo marino y miembro de la mesa del Festival.
Yanira Cifuentes, miembro de la Asociación para el Estudio y Conservación de las Aves Acuáticas en Colombia (Calidris), menciona en el portal de la organización como la Ciénaga de la Virgen y Juan Polo en Cartagena son de los humedales más importantes del Caribe colombiano, no solo para los pájaros sino para la biodiversidad de la región, pues albergan múltiples especies acuáticas, y migratorias neotropicales, entre las que sobresalen el Págalo parasítico (Stercorarios parasítico), la aguja canela (Limosa fedoa), y el zarapito (Numenius phaeopus) insignias del festival.
Los chorlitos o playeros son quizá uno de las familias más temerarias que convierten al sur en norte mientras esperan el paso del invierno boreal. Su pequeño tamaño, parece ser inversamente proporcional a la valentía que demuestra al cruzar el planeta. El playerito canela (Tryngite subruficollis), por ejemplo, mide entre 17 y 20 centímetros, se reproduce durante junio y julio en el clima frío de la tundra del Mar Ártico, y una vez que los pichones pueden volar, emprende su vuelo con toda la familia a las áreas más cálidas del Cono Sur.
El playero occidental, por su parte, anida solamente en el este y norte de Alaska y en una pequeña parte de la península de Chukotsky en Rusia, lo que convierte a Suramérica, y en especial a Cartagena, una vez más, en el sitio turístico preferido de visitantes internacionales.
Un evento natural con tal magnitud de visitantes, debería tener igual cantidad de espectadores, que conscientes de la importancia del manglar para que ocurran las migraciones, lo resguarden y protejan. Este es el principal objetivo del festival, de acuerdo con Viviana Mourra, directora de Ecoprogreso y organizadora. “La idea es que la gente conozca el valor de los manglares como hábitat para estas especies, y motivar así su cuidado y uso sostenible; que no permitan el relleno con escombros que está acabando con la Ciénaga, que no arrojen basuras a este cuerpo de agua, y que se motiven a conocer el tesoro que es la Ciénaga, dice”.
En su segunda versión, que se llevará a cabo este año, el Festival desarrollará actividades de formación sobre el cuidado de este ecosistema con las comunidades próximas a la Ciénega; jornadas de limpieza ambiental, y un foro que contará con la participación del sector privado, público, académico y la ciudadanía para generar diálogo en torno a las estrategias de conservación que se deben adoptar.
Menos hondas, más aleteo
El cambio climático, la contaminación de la Ciénaga y la sedimentación a causa de las invasiones formales e informales que se han apoderado de la ciénaga son algunas de las problemáticas que afectan al manglar y por ende, a sus huéspedes, las aves; sin embargo existe una práctica común entre la cultura costeña, e incluso socialmente aceptada, que impacta de igual forma el equilibrio natural de este escenario: la caza de pájaros con hondas tradicionales.
¿Cómo lograr la renuncia a una actividad que resulta recreacional para niños y adolescentes en un ambiente con limitadas opciones de esparcimiento y juego? A través del amor, responde Juan Restrepo. “El Festival de las aves es una tradición que existe desde Alaska y Canadá hasta Tierra del Fuego y que nos hermana a los pueblos que compartimos ser albergue de las aves Migratorias, nos une en torno a una causa común: estos ilustres viajeros que año tras año cruzan nuestras fronteras recordándonos que para la naturaleza somos un solo planeta. Es una excelente excusa para divulgar el cuidado y el amor por la naturaleza”, dice.
Es por esto que el presente año la primera actividad que se realizará será una marcha para la recolección de hondas en los muelles de ecoturismo de La Boquilla, que se llevará a cabo el 16 de octubre. Ahí tendrá lugar un acto simbólico y a cambio de las hondas, los niños recibirán una distinción que los identifica como Guardianes de las Aves, una cartilla para colorear y conocer sobre la migración, y podrán participar de actividades lúdicas. De esta manera se busca que en La Boquilla y sus alrededores, se oiga menos el estruendo de las hondas, y más el aletear de las aves.
El secreto del mangle
La Boquilla es un poblado de pescadores con el olor a sal y Caribe. A solo 15 minutos de Cartagena, al igual que la ciudad, padece muchos males, pero allí donde no existen antiguas fortificaciones españolas que los protejan, la naturaleza los proveyó de una sin igual: El mangle
A través de agencias de ecoturismo, los visitantes pueden explorar el inusual paisaje, una especie de “laberinto” que el mangle formó en la ciénaga de La Virgen, como queriendo proteger entre sus silenciosos pasillos a sus múltiples aves, peces y crustáceos, exponiendo lo frágil que es a pesar de su excentricidad. En su interior los visitantes pueden disfrutar de 750 hectáreas de Mangle Rojo, Blanco o Bobo, Negro, y Botón o Zaragoza.
“El manglar es generador de vida, si se extingue el manglar, se extingue la vida en Cartagena; es un escenario de gran reproducción de vida animal, marina, vegetal.” Expone Rony Monsalve Pérez, Presidente de la Corporación Ambiental Afrodescendiente de La Boquilla CORPAMBO; una organización comunitaria para la defensa ambiental que nació en 2009, como iniciativa de la Fundación Ecoprogreso, que recoge a las empresas ofertantes de ecoturismo en los mangles de la Ciénega, y que ha tomado la bandera de la defensa del manglar.
Y es que al interior de sus túneles las aves migratorias y locales se dan grandes banquetes de insectos, fruta y néctar, sus raíces permiten la reproducción de peces y crustáceos, evitan la erosión costera e incluso son considerados indispensables para garantizar el de alimento para la población humana ya que alberga una gran cantidad de especies comestibles. Los manglares con un claro ejemplo de como la naturaleza se reinventa cada año, y es así como el festival de las Aves Migratorias, que se presencia en su interior, en uno de los ambientes más únicos a nivel mundial por su biodiversidad, es también es festival de la vida.
“Nosotros organizamos limpiezas porque entendemos que vivimos de él, somos pescadores, no hay otra razón supeditada al cuidado del mangle, más allá de que es vida.” Concluye Monsalve.
Actividades del Festival
La Asociación Calidris, que apoya a la Fundación Ecoprogreso desde 2013 en la realización del Censo Neotropical de Aves Acuáticas en las Ciénagas de la Virgen y Juan Polo, lideró el primer festival en el 2014, el cual además contó con el apoyo del Colegio Británico de Cartagena y de CRIMBI, iniciativa Internacional de Aves Migratorias del Río Copper (CRIMBI) en Córdova, Alaska, de donde vienen varias especies. Este año el Festival realizará las siguientes actividades.
1-31 de octubre: Ruta migratoria por colegios vinculados al Festival
16 de octubre: Inauguración de la temporada de aves. Recolección de hondas / Títeres “Pedrito y el Canario”
23 de octubre: Limpieza de los manglares liderada por la Corporación Ambiental Afrodescendiente de La Boquilla, CORPAMBO.
24 de octubre: Aves migratorias se toman el centro comercial Caribe plaza
28 de octubre: Foro miradas integradoras: Desarrollo y ambiente en Cartagena de Indias. Universidad de Cartagena, Claustro San Agustín, Paraninfo Rafael Núñez. 8:00a.m.- 12:00m. Inscripciones: info@ecoprogreso.org
4 de noviembre: Clausura del Festival. Enramada de San Basilio de Palenque, La Boquilla 8:00 a.m. – 12:00m.
*Semillero de comunicación ambiental ‘Yuca Pelá’. Universidad Tecnológica de Bolívar.
Por: Lina María Cano*